La relojería es un mundo tan curioso como maravilloso. Permite encuentros de excepción que alumbran creaciones fabulosas. Así, el encuentro de Robert Greubel y Stephen Forsey ha dado lugar a las más bellas declinaciones del tourbillon.

Robert Greubel procede de Francia y Stephen Forsey de Gran Bretaña. Lógicamente nadie les llamó para que se encontraran. Sin embargo, impulsados por su pasión por la relojería, de la que habían hecho su oficio, los dos hombres se reencuentran en Suiza cuando trabajaban para la casa Renaud-Papi, en Le Locle. Compartiendo el deseo de crear su propia sociedad para llevar a cabo sus investigaciones en la dirección elegida por ellos mismos, poco más tarde fundarían una sociedad. Establecida en La Chaux-de-Fonds, la maison Greubel-Forsey se instala hace algo más de cuatro años en una nueva e impresionante manufactura. Allí, una centena de colaboradoras y colaboradores elaboran soberbios relojes técnicos puestos a punto por los dos cómplices. (Ver R&E nº 141).

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Después de diez años de colaboración, en los que han explorado magistralmente el terreno de los tourbillons, les preguntamos a ambos si tienen aún ganas de seguir compartiendo la creación y si no están un poco cansados de «tourbillonear». Y ambos responden así:

Robert Greubel: Si hemos encontrado un enorme placer trabajando en el terreno del sistema de reglaje a través de diversas declinaciones del tourbillon es porque no es la única complicación a la que nos dedicamos. Un ejemplo es el doble volante inclinado. Con su desarrollo, hemos querido aportar una mejora de la cronometría. Después hemos inclinado también los tourbillons con la intención de añadir un valor. Quiero decir que no queremos hacer un nuevo desarrollo sólo por la belleza del ejercicio, sino por añadir, en cada ocación, mejoras técnicas. Hemos reinterpretado también el GMT con una visión global del mundo de día y de noche. Y en esta reinterpretación utilizamos el tourbillon como se utilizaría un moter muy fiable si construyésemos un coche. En el ámbito del órgano regulador, reflexionamos constantemente sobre la manera en la que podríamos mejorarlo y elegimos el motor más tarde. Somos como un fabricante de motores y podemos proponer un 4, 6 u 8 cilindros… Así, el tourbillon 24 segundos es elegido a menudo por sus cualidades técnicas, sin duda, pero también por que ocupa menos espacio.

Stephen Forsey: Antes de hacer cualquier cosa hablamos de las mejoras y esa es la idea original que desencadena el desarrollo. Damos prioridad siempre a la calidad de la función. Definimos siempre, pues, la forma técnica y ésta prima por encima de todo. Después nos queda construir alrededor. Si volvemos al GMT, haber hecho un globo es sólo una idea genial. Hay, en primer lugar, nociones clásicas que hemos debido tener en cuenta, por ejemplo, el hecho de que la Tierra gira en el sentido contraario a las agujas del reloj. Había que poner el globo terráqueo en el centro del interés y de la visión a fin de que se pudiera ver el día y la noche. Es esta idea la que nos ha permitido hacerlo simple, es decir, imaginar un GMT con un globo terrestre.

Robert Greubel: Hemos hecho lo mismo con el doble tourbillon. De hecho, son dos tourbillons que giran con el volumen de uno solo. Es, por tanto, una aproximación completamente diferente de la de dos tourbillons uno al lado del otro. Para el calendario perpetuo, hemos procedido de la misma manera. Nos instalamos alrededor de una mesa y discutimos de nuestras distintas ideas. Hemos constatado que, generalmente en los calendarios perpetuos, no se ve bien lo que pasa y que además hay grandes dificultades de reglaje.

Stephen Forsey: Comenzamos, por tanto, por mejorar la legibilidad y permitimos una corrección para el día en la corona. Determinamos cuál era el lugar adecuado para empezar pues poner un tourbillon y un calendario perpetuo no es fácil. Buscamos en el pasado, desde la relojería antigua y los relojes de bolsillo hasta los relojes de pulsera. Partimos pues de lo fundamental y el resultado, en nuestra humilde opinión, está a la altura y sin embargo no hemos hecho más que proponer fiabilidad. Y cuando hay que resolver una cuestión importante, como la de este calendario perpetuo, desarrollamos una pataforma de investigación y de pruebas.

R&E: El precio de sus relojes es elevado. ¿Cómo reaccionan los coleccionistas cuando les proponen sus novedades?

Robert Greubel: Como ganamos los concursos de cronometría, nuestros relojes han mantenido un valor de tasación del 70% durante estos primeros diez años sobre el precio del reloj nuevo. En decir, en subasta, todavía hoy, nuestros relojes se cotizan al 70% del precio original. Es por esto que hay aún coleccionistas que no nos conocían antes y nos descubren en las subastas. Y como no quisiéramos que los compradores adquirieran una pieza que no funcione muy bien, hemos hecho un acuerdo con Christie’s para que nos contacte cuando va a vender uno de nuestros relojes en una subasta. Así, cuando el cliente ha comprado el reloj nos lo envían y lo revisamos con garantía y lo acompañamos de un certificado. Nos parece indispensable preveer un enfoque cualitativo de nuestros relojes de segunda mano.

Stephen Forsey: Y después de 10 años, sobre las 50 piezas vendidas de esta manera, no ha habido más que tres de vuelta. Así que hemos querido hacer una acción única. Llevamos a nuestro relojero especializado en el servicio post-venta, le instalamos en una sala con una mesa de relojero, y llamamos a los coleccionistas para que vinieran con sus relojes para un control o una revisión. Vinieron muchos y había uno que tenía incluso 6 relojes nuestros. Para nosotros los coleccionistas son esenciales para transmitir el mensaje, pues en los orígenes todo partió de una pasión que todavía hoy queremos compartir. Quisiera decir también que después de la Feria de Basilea 2004, comprendimos que deberíamos innovar siempre en todos los terrenos. Dicho esto, hay que subrayar que diez años es poco y mucho a la vez, y no podemos hacerlo todo. Pero tenemos por principio hacer siempre lo mejor.

Lo cierto es que continuamos explorando otras complicaciones, pero progresamos paso a paso y queremos que todo esté a punto y perfecto en el que entregamos un nuevo guardatiempos. En cuanto al tourbillon, es un soberbio instrumento de regulación y como hemos adquirido un gran conocimiento al respecto, se ha convertido en un elemento del motor del reloj que utilizamos en una u otra versión según la creación relojera que hemos desarrollado, pues, como decíamos, trabajamos primero la nueva complicación y después construimos a su alrededor.