Existe un asunto en el que todos los relojeros están de acuerdo. Hoy en día no se trata de discutir y gastar enormes cantidades de dinero para desarrollar más y más relojes con las mayores complicaciones posibles. Porque, aparte de algunos independientes, todas las marcas buscan la fiabilidad, la durabilidad y la precisión de los relojes. Pero para llegar a tal fin hay caminos diferentes. La discusión está servida.

¡Cuántas veces he escuchado esa afirmación de que ya está todo inventado en relojería! Sin embargo, es sorprendente que esta industria aún logre fascinar a millones de personas que sólo tienen un deseo: ponerse un buen reloj en su muñeca. Y sí, la relojería es inventiva, pero también es diseño y creatividad, especialmente en lo que al aspecto del reloj se refiere. Para toda una categoría de aficionados ilustrados, la relojería no ha tenido jamás tantas oportunidades de incorporar nuevas técnicas y materiales inéditos como hoy en día; en definitiva, la relojería está instalándose en la alta tecnología.

Y es cierto que, para los que están dispuestos a sumergirse en los procesos de fabricación de los relojes, los relojeros han explorado perfectamente el mundo de las ciencias y han aprendido algunos trucos y algunos desarrollos técnicos excepcionales. Pero esta búsqueda del Grial, aunque sorprende a algunos por sus posibilidades de desarrollo futuro, divide también a los analistas de esta tendencia hacia más y más ciencia.

Hoy, el debate está en este punto y según van pasando los meses vemos que la brecha entre estas dos tendencias es cada vez más grande. Por un lado, están los que quieren mantener un saber-hacer clásico, y, por otro, los defensores de la modernidad, incluso si esto significa ser infiel a algunas tradiciones relojeras.

Para comprender bien este debate hay que recordar que la relojería ha necesitado casi cinco siglos para llegar a producir relojes excepcionales. Los amantes del clasicismo y la tradición están encantados de ver que la relojería atraviesa las modas desde hace siglos y que siempre encuentra aficionados dispuestos a gastar una fortuna para adquirir un reloj con complicaciones.

Por otro lado están los que, interesados también por el universo relojero, desean llevar en su muñeca un guardatiempos que se haga eco de los últimos descubrimientos científicos con carácter innovador y lúdico.

Para ser más concretos, ahí están los relojeros que se acercan al silicio, que permite realizar partes del movimiento completamente innovadoras. En este terreno en particular, las posiciones están bien definidas y bien distantes.

Por un lado encontramos a los defensores de la más pura y respetuosa tradición. Entre ellos está Olivier Audemars, miembro de la dirección de Audemars Piguet, quien considera que la utilización de muchos materiales que no se están en el entorno del acero, corresponde a una pérdida de identidad. De hecho, se necesitaron cientos de años para llegar a realizar, en acero, algunos componentes del movimiento, fundamentalmente la espiral y todo el escape del reloj. «Hoy, explica Olivier, podemos fabricar, a la manera tradicional, relojes que funcionan tan bien y con tanta precisión como los que están llenos de piezas de silicio». En opinión de Olivier Audemars, utilizar el silicio a gran escala significa una especie de renuncia a fabricar las piezas en acero. «Con el silicio, aceptamos transmitir una parte importante de nuestro oficio a personas que no tienen ninguna formación relojera. Aunque es un material interesante, no hay suficientes datos para determinar si un reloj con componentes de silicio podrá ser reparado. Finalmente, y no por ello menos importante, con el silicio renunciamos a la aplicación de nuestro vasto conocimiento sobre el acero para transferírselo a personas cuyo oficio es la química. Ese es otro mundo completamente diferente y la relojería no saldría ganando».

En el otro lado están los partidarios declarados del silicio y que lo valoran por sus cualidades de solidez y regularidad de uso. Es por esto que muchas marcas de prestigio han dado el paso. Así es como Breguet, Patek Philippe y Rolex, en particular, realizaron estudios en profundidad con científicos sobre este material. Durante varios años, estas tres marcas apoyaron el trabajo de especialistas que, tras un tiempo de formación, regresaron a sus empresas con un bagaje técnico que les ha permitido lanzar varias invenciones sorprendentes y sobre todo duraderas.

En el terreno de la innovación, hay que mencionar también a Richard Mille, que sin duda merece una medalla por su visión futurista del universo del reloj.

Lo cierto es que hoy en día, la relojería sigue dos grandes caminos tecnológicos. ¿Cuál se impondrá? Es imposible decirlo por el momento. Pero lo que sí está claro es que el deseo de crear, de sorprender y de complacer siguen siendo palabras claves en el mundo de la relojería.