Tras más de dos años de diversos sufrimientos, la industria relojera helvética sale finalmente de este difícil periodo de crisis. Es una buena noticia, sin embargo quedan aún varios problemas por resolver que van a penalizar al universo industrial de la medida del tiempo.

Cuando hablamos de crisis, la mayoría de las veces, olvidamos que el remedio de los recortes de personal no es el único instrumento para detener el descenso a los infiernos que se produce cada vez que la situación mundial incita a la abstención de la compra de relojes.

Ciertamente, desprenderse del 20, 30, 40 ó incluso del 75% del personal se parece mucho a lo que podríamos denominar “un remedio de caballo”. Aceptando esta manera de hacer, los relojeros salvan los muebles. En la mayor parte de los casos, el remedio funciona y la empresa que se ha apuntado a esta solución, en la mayoría de las ocasiones sale adelante, por supuesto más debilitada y empobrecida, pero viva.

Conseguir sobrevivir a una crisis importante que ha durado más de dos años no es sencillo en absoluto. Uno no se desprende sin consecuencias de los buenos relojeros, de probados ingenieros o de creadores activos e inspirados. Si, en el peor momento de la crisis, despedir masivamente a su personal mantiene viva a la compañía, ésta no sale indemne y pierde buena parte de su esencia ya que ahora no tiene los medios para poner todo en marcha de nuevo con un golpe de varita mágica.

De hecho, sus mejores elementos a menudo han estado agradecidos, dada la cantidad de trabajo que se había perdido en sus empresas. Y la empresa que les despidió no puede, en general, ir a buscarlos de nuevo, pues las compañías a las que la crisis afectó menos les han contratado. Debe, por tanto, empezar a buscar y contratar de nuevo personal si quiere reconstruir sus distintos servicios y departamentos.

Y después de una crisis, esto no es cosa fácil de hacer, pues las compañías, generalmente en el seno de grandes grupos, que no han practicado esta política de despidos, han ofrecido, por el contrario interesantes trabajos a los especialistas que poseían conocimientos profesionales para la creación de piezas de excepción.

No obstante, el problema del personal no es el único que ensombrece la recuperación económica. De hecho, varias empresas relojeras, en los últimos diez años, han intentado convertirse en auténticas manufacturas. Y eso hace indispensable que inviertan en la adquisición de máquinas de producción de componentes. Pero estas herramientas de trabajo, que cuestan verdaderas fortunas, a menudo se adquieren por contratos de leasing; y cuando la marca de relojería sufre una gran falta de liquidez y no puede pagar las anualidades de su parque industrial, renuncia a pagar su contrato de leasing y pierde sus máquinas.

Desde ese momento, sin herramientas de trabajo adecuadas, organizar la recuperación de la actividad industrial que tenía hace dos años para volver a crear relojes de excepción, es parte de un sueño que no tiene prácticamente ninguna posibilidad de realizarse.

Algunos de estos ejemplos demuestran que, para un fabricante de relojes, es extremadamente difícil construir herramientas de trabajo potentes y, sobre todo, es extremadamente costoso.

Esto hace, y me sorprendo cada vez, que a veces tengan comportamientos totalmente irracionales que llevan a las empresas a adoptar grandes riesgos a la hora de crear relojes, que, aunque algunos puedan ser interesantes, no van a llamar la atención de los coleccionistas.

Hay que ser muy claro a este respecto, los coleccionistas no son tan numerosos como para absorber toda la producción relojera.

Afortunadamente no todas las marcas sufren con la misma intensidad. Aunque la crisis ha hecho perder dinero a todos los fabricantes de relojes, algunas empresas siguen siendo rentables. Son las que han demostrado, con el transcurso del tiempo, que no están interesadas sólo en ganar mucho dinero, sino que quieren continuar produciendo objetos de alta expresión técnica y creativa.

Estas compañías son las que empujan a la industria de la medida del tiempo hacia la producción de relojes de alta calidad y que iluminan el camino del éxito de unos y de otros.