En 1956 Blancpain presentaba su Ladybird provisto del movimiento redondo más pequeño del mercado. Sesenta años después reinterpreta aquella elegante pieza con un aire retro chic cuyo fino perfil de oro blanco resaltado con diamantes sigue siendo la encarnación del savoir-faire de la marca.

En plena vuelta del reloj mini para señora, Blancpain reinventa los encantadores códigos del Ladybird en una versión ultra-plana contemporánea. Bajo los atavíos brillantes del reloj late secretamente un minúsculo movimiento de cuerda automática, calibre 6150, equipado con una espiral de silicio. Una proeza mecánica que acentúa cada instante con tanta delicadeza como precisión. Con una reserva de marcha de 40 horas,  hermeticidad de hasta 30 metros y con funciones de horas y minutos, la maquinaria descansa en una caja de 21,5 mm de diámetro, de oro blanco 18K, con el bisel engastado con 32 diamantes, cristal y fondo de zafiro. Sobre la esfera blanca, compuesta por múltiples hojas realizadas en nácar, los índices aparecen engastados con 8 diamantes y el tiempo se hace luz e imanta la mirada. En edición limitada a 60 ejemplares, le acompaña una pulsera de piel Aligátor de Luisiana.